sábado, 27 de noviembre de 2010

Relato: Sin noticias de él (I)

¡Hola! Hoy os traigo un relato que escribí hace unos días. Lo partiré, seguramente, en tres partes, que publicaré a lo largo de esta semana que viene.


Me despierto de repente, después de que un coche me haya atropellado delante de mi casa. Afortunadamente era un sueño, pero mi corazón todavía va a mil por hora. Sin destaparme, cojo el móvil de encima de la mesita de noche. Es la una de la madrugada, y no, todavía no hay rastro de Carlos. Hace ocho días que no hablamos, aunque yo sigo esperando que dé señales de vida. Ese día que pasamos juntos… fue inolvidable para mí; y creía que también lo había sido para él. Pero ya veo que no. Es que me sentía tan segura entre sus brazos… Sus besos eran alucinantes, y cuando su piel entraba en contacto con la mía un escalofrío recorría todo mi cuerpo… Ese día pensé que estaríamos así para toda la eternidad, a través de nuestra vida, de todos los obstáculos, más allá incluso de la muerte… Pero él desapareció. Al día siguiente hablamos, sí, y al otro también, pero al cabo de unos días se volatilizó. Sé que no estábamos saliendo, pero después de ver cómo actuaba cuando estaba conmigo, pensaba que él también querría intentarlo.
Sin embargo, aquí estoy; sola en mi habitación, con el ordenador apagado y sin notificaciones nuevas en mi móvil.
–¿Y si le llamo yo?– me pregunto en voz alta.
Lo hago.
–El teléfono móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura en este momento.
‘Qué raro, casi nunca lo tiene parado’, pienso.
Resoplo, cojo el iPod y me pongo a escuchar música. Mine, de Taylor Swift.

Me despierto por la mañana. Los auriculares están liados por la cama. Veo que el iPod todavía funciona. Tengo curiosidad por saber qué está sonando.
Todo cambió, de Camila.
Lo paro. Nada de música por ahora.
Aunque es un día festivo y no tengo que ir a trabajar, me levanto, me ducho y me pongo lo primero que encuentro por el armario. Me seco el pelo y decido ir a dar una vuelta para respirar un poco de aire fresco. Antes de abrir la puerta miro la fotografía de mis padres.
–Ojalá estuvierais aquí.
Mis padres murieron hace ocho meses, pero sigo echándolos muchísimo de menos. Cada vez que salgo de casa no puedo evitar mirar esa fotografía y que las lágrimas vuelvan a mis ojos… Aparto la mirada, cojo las llaves, el móvil –por si acaso–, y mi abrigo.

Paso por el centro, por delante de la iglesia más conocida de mi pequeña ciudad. Hay mucha gente, un coche funerario y otros de particulares. Casi todos los que están allí son jóvenes. Es entonces cuando veo una cara conocida, él también me ha visto y empieza a acercarse a mí. Tiene los ojos hinchados y rojos. Normalmente va vestido muy informal, pero ahora lleva traje y corbata. Es Javi, el mejor amigo de Carlos.
–Hola Sofía. No sabía cómo contactar contigo.
Le miro sin entender nada.
–Carlos… tuvo un accidente la semana pasada, con el coche –se le empiezan a empañar los ojos–. Quedó en coma… pero… anteayer murió.
*Continuará...


Un besazo ^3^

2 comentarios:

  1. Cristina, que triste, me has dejado muerta... a ver como sigue, porque la chica entre lo de su "novio", "sus padres" y demás, no sé yo como va a levantar cabeza.
    Un beso
    Bea

    ResponderEliminar
  2. Está muy bien y me has dejado con ganas de saber más sobre esta historia, a ver cuando continuas

    Por cierto, hay un concurso en mi blog, http://vocesdeloslibros.blogspot.com

    Saludos!!

    ResponderEliminar

Aquí tenéis un espacio para comentar qué pensáis del post que acabáis de leer :)

Solo pido:
- Respeto, no sólo hacia mí, sino hacia todos los comentarios que encontréis en el blog.
- Nada de SPAM.

¡Gracias! :)